• Bonsoir,

     

    Voici un homme de lettre peu connu en France et fort célèbre chez les germanophile.

    Il s'appelait Hugo von Hofmannsthal.

     

    Sa bio.

     

    Hugo von Hofmannsthal, né le 1er février 1874 à Vienne et mort le 15 juillet 1929 à Rodaun (Autriche), est un écrivain autrichien et un des fondateurs du Festival de Salzbourg.

    Biographie

    Hugo Laurenz August Hofmann von Hofmannsthal est issu d'une famille noble d'origine partiellement juive du côté paternel1, dont la fortune a été fortement réduite à la suite de la crise économique de 18732. Il publie ses premiers poèmes à l'âge de seize ans sous le pseudonyme de Loris. Cette précocité littéraire, ainsi que son abandon ultérieur de la forme poétique, le feront comparer à Arthur Rimbaud3.

    Hofmannsthal rencontre le poète allemand Stefan George à dix-sept ans (ils se brouilleront définitivement en 1906) et voit ses poèmes paraître dans les Blätter für die Kunst, (les Feuilles pour l'Art), revue littéraire que George dirige et dont il souhaite faire l'instrument d'une renaissance de la poésie allemande. À partir de 1892, il suit des études de droit tout en publiant la même année un drame lyrique Der Tod des Tizian (La Mort du Titien) et un an plus tard Der Tor und der Tod (Le Fou et la Mort). En 1895, il s'oriente vers des études en langues romanes à l'Université de Vienne. À sa sortie de l'université en 1901, Hofmannsthal renonce à soutenir une thèse (pourtant écrite) sur Victor Hugo et choisit de poursuivre sa carrière littéraire déjà bien entamée.

    Sous l'influence des nouvelles techniques de psycho-analyse de Freud et des écrits de Nietzsche, il va désormais se concentrer sur des thèmes antiques, élisabéthains ou de la tradition catholique. Sa nouvelle La Lettre de Lord Chandos peut être vue comme un écrit précurseur de la littérature existentialiste, et ce bien avant La Nausée de Sartre.

    Puis Hofmannsthal rencontre le compositeur Richard Strauss avec lequel il va collaborer pour écrire plusieurs livrets d'opéra. Après Elektra (Électre) en 1909, que Strauss lui a demandé la permission de mettre en musique et qui était, au départ, une tragédie autonome, Hofmannsthal écrit le livret de Der Rosenkavalier (Le Chevalier à la rose) en 1910 qui remporte un immense succès et marque le début d'une fructueuse collaboration. Suivront en effet Ariane à Naxos, Die Frau ohne Schatten en 1919 (La Femme sans ombre), Hélène d'Égypte et enfin Arabella.

    En 1912, il adapte Everyman une pièce anglaise du XVe siècle, sous le titre Jedermann (Chaque homme). Avec l'aide de Max Reinhardt, Hofmannsthal fonde en 1920 le désormais célèbre Festival de Salzbourg. Il y fait jouer régulièrement Jedermann et d'autres pièces comme Le Grand Théâtre du monde de Salzbourg. Jedermann est joué depuis chaque année à Salzbourg pendant le Festival ainsi que, de nos jours, dans de nombreuses villes d'Autriche et d'Allemagne, sur des parvis d'églises ou de cathédrales, notamment à Berlin.

    Hofmannsthal meurt dans sa résidence de Rodaun, dans la proche banlieue de Vienne, le 15 juillet 1929, terrassé par une attaque au moment où il allait prendre la tête du cortège funèbre de son fils cadet, Franz, qui s'était suicidé deux jours auparavant au premier étage de la maison familiale, sans un mot d'explication.

    Hugo von Hofmannsthal ou la légèreté viennoise

     

    Hugo von Hofmannsthal ou la légèreté viennoise

     

    Hugo von Hofmannsthal ou la légèreté viennoise

    Hugo von Hofmannsthal ou la légèreté viennoise

    Hugo von Hofmannsthal ou la légèreté viennoise

    Hugo von Hofmannsthal ou la légèreté viennoise

     

    Bonne lecture de ce génie trop méconnue (merci Stefan Sweig...)

     

    Bien à vous.

     

    PGR

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  • Ola,

     

     

    Uno de los grandes escritores de la literatura universal ha fallecido en México DF a la edad de 87 años

    El narrador y periodista colombiano, ganador del Nobel en 1982, es el creador de obras clásicas como 'Cien años de soledad', 'El amor en los tiempos del cólera', 'El coronel no tiene quien le escriba', 'El otoño del patriarca' y 'Crónica de una muerte anunciada'.

    Nació en Aracataca y fue el creador de un territorio eterno llamado Macondo donde conviven imaginación, realidad, mito, sueño y deseo.

    Bajo un aguacero extraviado, el 6 de marzo de 1927, nació Gabriel José García Márquez. Hoy, bajo los primeros olores que anuncian lluvia este jueves 17 de abril de 2014, a la edad de 87 años, ha muerto en México DF el periodista colombiano y uno de los más grandes escritores de la literatura universal. Autor de obras clásicas como Cien años de soledad, El amor en los tiempos del cólera, El coronel no tiene quien le escriba, El otoño del patriarca y Crónica de una muerte anunciada,fue el creador de un territorio eterno y maravilloso llamado Macondo.

    Nació en la caribeña Aracataca, un poblado colombiano, un domingo novelable a partir del cual el niño viviría una infancia a la que volvió muchas veces. Entró a la literatura en 1947 con su cuento La tercera resignación; la gloria le llegó en 1967 con Cien años de soledad, y su confirmación en 1982 con el Nobel de Literatura. Ahora, el ahijado más prodigioso de Melquiades se ha ido, para quedarse entre nosotros un hombre que creó una nueva forma de narrar; un escritor que con un universo y un lenguaje propios corrió los linderos de la literatura; un periodista que amaba su profesión pero odiaba las preguntas; una persona que adoraba los silencios, y con un encanto que cautivó a intelectuales y políticos, y hechizó a millones de lectores en todo el mundo.

    Gabriel no iba a ser su nombre. Debió llamarse Olegario. Acababan de sonar las campanas dominicales de la misa de nueve de la mañana cuando los gritos de la tía Francisca se abrieron paso, entre el aguacero, por el corredor de las begonias: “¡Varón! ¡Varón! ¡Ron, que se ahoga!”. Y nuevos alaridos enmarañaron la casa. Una vez liberado del cordón umbilical enredado en el cuello, las mujeres corrieron a bautizar al niño con agua bendita. Lo primero que se les vino a la cabeza fue ponerle Gabriel, por el padre, y José, por ser el patrono de Aracataca. Nadie se acordó del santoral. De lo contrario, se habría llamado Olegario García Márquez.

    Aquel domingo 6 de marzo de 1927, Aracataca celebró la llegada del primogénito de Luisa Santiaga y Gabriel Eligio. Fue el mayor de 11 hermanos, siete varones y cuatro mujeres. En realidad, para los cataqueros había nacido el nieto de Tranquilina Iguarán Cotes y el coronel Nicolás Ricardo Márquez Mejía, los abuelos maternos con quienes se crió hasta los diez años en una tierra de platanales bajo soles inmisericordes y vivencias fabulosas. Era un pelaíto en una casa-reino de mujeres, acorralado por el rosario de creencias de ultratumba de la abuela y los recuerdos de guerras del abuelo, el único hombre junto a él. ¡Ah! y un diccionario en el salón por el que entra y sale del mundo.

    Diez años que le sirvieron para dar un gran fulgor a lo real maravilloso, al realismo mágico. Los cuentos fueron para él ese primer amor que nunca se olvida, el cine los amores desencontrados y las novelas el amor pleno y correspondido.De todos ellos, creía que la historia que no embolatará su nombre en el olvido es la de sus padres recreada en El amor en los tiempos del cólera.

    Son las vísperas de su vida.

    Donde todo empieza... Amor y amores deseados, esquivos y de toda estirpe en sus escritos.

    García Márquez, que será conocido por sus amigos como Gabo, vive un segundo tiempo cuando a los 16 años, en 1944, sus padres lo envían a estudiar a la fría, helada, Zipaquirá, cerca de Bogotá. Descubre sus primeros escritores tutelares, Kafka, Woolf y Faulkner.

    El zumbido de la literatura y el periodismo lo rondan.

    Allí, en el frío del altiplano andino, lo sorprende el cambio de destino del país y el suyo. Estudia Derecho, cuando el 9 de abril de 1948 es asesinado el candidato presidencial Jorge Eliécer Gaitán. Un suceso conocido como El bogotazo. Fue el antepenúltimo germen de un rosario de conflictos políticos y sociales, conocido como La violencia que habrán de germinar en sus obras.

    Después de El bogotazo volvió a sus tierras costeñas con una mala noticia para sus padres: deja la carrera de Derecho. A cambio empieza en el periodismo. Primero en el periódico El Universal, de Cartagena; luego en El Heraldo, de Barranquilla, hasta volver a Bogotá, en 1954, a El Espectador, el diario que en 1947 había publicado, un domingo, su primer cuento.

    Además de crónicas y reportajes escribía para las páginas editoriales y la sección Día a Día, en la que se daba cuenta de los hechos más significativos de aquella Colombia donde la violencia corría en tropel. En 1955 escribe la serie sobre un suceso que terminará llamándose Relato de un náufrago.

    Ryszard Kapuscinski aseguró que, aunque lo admiraba por sus novelas, consideraba que “la grandeza estriba en sus reportajes. Sus novelas provienen de sus textos periodísticos. Es un clásico del reportaje con dimensiones panorámicas que trata de mostrar y describir los grandes campos de la vida o los acontecimientos. Su gran mérito consiste en demostrar que el gran reportaje es también gran literatura”.

    Mientras trabaja como periodista escribe cuentos y no se desprende de una novela en marcha que lleva a todos lados, titulada La casa.

    Ese mismo año aparece su primera novela, La hojarasca. Después viaja a Europa como corresponsal del diario bogotano y recorre el continente, e incluso los países de la “cortina de hierro”. En 1958 vuelve y se casa con Mercedes Barcha. Hasta que se instala en México DF, en 1961, donde hace vida con sus amigos, las parejas Álvaro Mutis-Carmen Miracle y Jomí García Ascot-María Luisa Elío (dos españoles exiliados de la guerra). Un día Mutis le da dos libros y le dice: “Léase esa vaina para que aprenda cómo se escribe”. Eran Pedro Páramo y El llano en llamas, de Juan Rulfo. Ese año publica El coronel no tiene quién le escriba.

    —“¿Fue tu abuela la que te permitió descubrir que ibas a ser escritor?”, le preguntó en los años setenta su amigo y colega Plinio Apuleyo Mendoza.

    —“No, fue Kafka, que, en alemán, contaba las cosas de la misma manera que mi abuela. Cuando yo leí a los 17 años La metamorfosis, descubrí que iba a ser escritor. Al ver que Gregorio Samsa podía despertarse una mañana convertido en un gigantesco escarabajo, me dije: ‘Yo no sabía que esto era posible hacerlo. Pero si es así, escribir me interesa”.

    La escritura no le da para comer y trabaja en cine y publicidad. Llega 1965. Pronto terminarán cuatro años de sequía literaria. El embrión es La casa. Páginas que no terminan de coger forma. Hasta que un día, mientras viaja en un Opel blanco con su esposa Mercedes y sus dos hijos de vacaciones a Acapulco, ve clara la manera en que debe escribirla: sucedería en un pueblo remoto, y descubre el tono: el de su abuela que contaba cosas prodigiosas con cara de palo, y la llenaría de historias: las contadas por su abuelo en la Guerra de los Mil Días de Colombia. Y el comienzo de la novela: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”.

    Ha sido el soplo divino de Kafka, Faulkner, Sherezada, Rulfo, Verne, Woolf, Hemingway, Homero… y sus abuelos Tranquilina y Nicolás.

    Da media vuelta y regresa en el Opel blanco a su casa de San Ángel Inn, en México DF.

    Una vez llega, coge sus ahorros, 5.000 dólares, y se los entrega a su esposa para el mantenimiento del hogar mientras se dedica a escribir. La Cueva de la Mafia es la habitación de su casa donde esa primavera se exilia con la enciclopedia británica, libros de toda índole, papel y una máquina Olivetti. Vive y disfruta ese rapto de inspiración al escribir hasta las ocho y media de la noche al ritmo de los Preludios de Debussy y Qué noche la de aquel día de los Beatles.

    En otoño el dinero se acaba y las deudas acechan. García Márquez coge, entonces, el Opel y sube al Monte de Piedad a empeñarlo. Es una nueva tranquilidad para seguir escribiendo, aumentada por las visitas de sus amigos que les llevan mercaditos.

    Al llegar el invierno de 1965-1966 pone un punto y aparte, y llora, llora como ni siquiera en sus novelas está escrito. Tenía 39 años Gabriel García Márquez cuando, esa mañana de 1966, salió de La Cueva de la Mafia, atravesó la casa y se derrumbó en lágrimas sobre la cama matrimonial como un niño huérfano. Su esposa, al verlo tan desamparado, supo de qué se trataba: el coronel Aureliano Buendía acababa de morir. Era el personaje inspirado en su abuelo Nicolás.

    Muere orinando mientras trata de encontrar el recuerdo de un circo, después de una vida en la que se salvó de un pelotón de fusilamiento, participó en 32 guerras, tuvo 17 hijos con 17 mujeres y terminó sus días haciendo pescaditos de oro.

    Un duelo perpetuo para el escritor que, el 5 de junio de 1967, ve recompensado al saber que esa historia comandada por el coronel, bajo el título de Cien años de soledad, inicia su universal parranda literaria en la editorial Sudamericana, de Francisco Porrúa, en Buenos Aires. Todos quieren conocer la saga de los Buendía.

    La novela impulsa la universalización del boom de la literatura latinoamericana. “Verdaderamente fue a partir del triunfo escandalosamente sin precedentes de Cien años de soledad”, afirmaría José Donoso en Historia personal del boom.

    En medio de la algarabía, García Márquez se va a vivir a Barcelona donde afianza su amistad con autores como Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y Julio Cortázar. El éxito es rotundo y trasciende a otros idiomas. Luego empieza a escribir El otoño del patriarca (1975) como un ejercicio para quitarse de encima la sombra de su obra maestra. Para entonces ya es muy activo con la causa cubana y está más presente en Colombia. En 1981 publica Crónica de una muerte anunciada.

     

    La noticia del Nobel lo sorprende en México en 1982. En la frontera del amanecer del 10 de octubre el teléfono lo despierta. Con 55 años se convierte en uno de los escritores más jóvenes en recibir el máximo galardón de la literatura. En diciembre rompe con la tradición al recibir el premio vestido con un liquiliqui, una manera de rendir homenaje a su tierra costeña y compartirlo con su abuelo Nicolás que usaba trajes así en el ejército. Una ausencia que acompañó al escritor desde los 10 años, cuando este murió, y convirtió en incompletas todas sus alegrías futuras, por el hecho de que el abuelo no las sabía, escribe Dasso Saldívar en la biografía Viaje a la semilla.

    Tres años después culmina la historia de sus padres: El amor en los tiempos del cólera. Siguen El general en su laberinto (1989) y Del amor y otros demonios (1994).

    Hace realidad uno de sus sueños, en Cartagena de Indias: la creación de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano y se une a otros proyectos informativos. Son los años de su vuelta al periodismo. Al principio de todo.

    En 1999 le detectan un cáncer linfático. Todo ello mientras termina de escribir sus memorias, Vivir para contarla, a las que cuando puso punto final se topó con la muerte de su madre, Luisa Santiaga Márquez Iguarán. Un domingo lo trajo ella al mundo; y un domingo lo dejó ella. Fue la noche del 9 de junio de 2002. Dos años más tarde escribe su última creación: Memoria de mis putas tristes.

    Sus recuerdos empiezan su peregrinación.

    Hasta que se han ido del todo al encuentro de los Buendía.

    Y de no haber sido escritor, lo que realmente hubiera querido ser Gabriel García Márquez también tiene que ver con el amor, presente en todas sus obras. Lo supo hace muchos en Zúrich cuando una tormenta de nieve tolstiana lo llevó a refugiarse en un bar. Su hermano Eligio recordaría cómo él se lo contó:

    —“Todo estaba en penumbra, un hombre tocaba piano en la sombra, y los pocos clientes que había eran parejas de enamorados. Esa tarde supe que si no fuera escritor, hubiera querido ser el hombre que tocaba el piano sin que nadie le viera la cara, solo para que los enamorados se quisieran más”.

    Entre realidades, deseos, sueños, alegrías, agradecimientos, imaginaciones y, sobre todo, por el paraíso irrepetible de su lectura, Gabriel García Márquez está ahora en el mismo lugar donde él llevó a Esteban en su inolvidable cuento El ahogado más hermoso del mundo, después de que a la gente del pueblo “se le abrieran las primeras grietas de lágrimas en el corazón”… Porque una vez comprobado que había muerto “no tuvieron necesidad de mirarse los unos a los otros para darse cuenta de que ya no estaban completos, ni volverían a estarlo jamás”… El rumor del mar trae la voz del capitán de aquel barco, que en 14 idiomas, dice señalando al mundo, por encima del promontorio de rosas amarillas en el horizonte del Caribe: “Miren allá, donde el viento es ahora tan manso que se queda a dormir debajo de las camas; allá, donde el sol brilla tanto que no saben hacia donde girar los girasoles; sí, allá, es el pueblo” de Gabriel García Márquez.

    Libros inolvidables

    García Márquez ha vendido más de 40 millones de ejemplares en más de 30 idiomas.

    Novelas: La hojarasca (1955), El coronel no tiene quien le escriba (1957), La mala hora (1961), Cien años de soledad (1967), El otoño del patriarca (1975), Crónica de una muerte anunciada (1981), El amor en los tiempos del cólera (1985), El general en su laberinto (1989), Del amor y otros demonios (1994), Memorias de mis putas tristes (2004).

    Grandes reportajes: Relato de un náufrago (1970), Noticia de un secuestro (1996), Obra periodística completa (1999). Primer tomo de sus memorias, Vivir para contarla (2002).

    Cuentos: Ojos de perro azul (1955), Los funerales de la Mamá grande (1962), La irresistible y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1972), Doce cuentos peregrinos (1992).

     

    Muere Gabriel García Márquez: genio de la literatura universal

    Fotografía del año 1928, del archivo familiar de Margarita Márquez Caballero en la que se observa al escritor colombiano Gabriel García Márquez a la edad de un año.

    Muere Gabriel García Márquez: genio de la literatura universal

    El escritor Gabriel García Márquez en la época en que fue reportero de 'El Espectáculo' y publicó su primera novela 'La Hojarasca'.

    Muere Gabriel García Márquez: genio de la literatura universal

    El escritor colombiano Gabriel García Márquez en las Ramblas de Barcelona, durante la entrevista que concedió a la Agencia Efe en febrero de 1970

    Muere Gabriel García Márquez: genio de la literatura universal

    Gabriel García Márquez agradece a los asistentes a la ceremonia de entrega del Nobel de Literatura los aplausos con que acogieron su premio en Estocolmo el 10 de diciembre de 1982.

    Muere Gabriel García Márquez: genio de la literatura universal

    El escritor, sonriente, en una imagen tomada en Madrid en 1994.

    Muere Gabriel García Márquez: genio de la literatura universal

    Un retrato del escritor en Biarritz, Francia, en 1995.

    Muere Gabriel García Márquez: genio de la literatura universal

    Gabriel García Márquez celebra su 87 cumpleaños con los periodistas en la puerta de su casa de México el 6 de marzo de 2014.

    Muere Gabriel García Márquez: genio de la literatura universal

    Una imagen de perfil del escritor de enero de 2010.

    Muere Gabriel García Márquez: genio de la literatura universal

    Muere Gabriel García Márquez: genio de la literatura universal

    Muere Gabriel García Márquez: genio de la literatura universal

    Et tant d'autres...

    Gracias Senor Márquez.

    Hasta la vista.

    Adios.

    PGR

     

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  • Bonsoir à tous,

     

    Lors de la Saint Valentin, il me vient une pensée, celle relative à un homme qui a marqué ma jeunesse et tracé l'avenir.

    Cet homme est Tahar Ben Jelloun.

    Il est ancré dans le temps et dans son temps.

    Il est fier de ses origines et explique les dérives possibles.

    Il écrit magnifiquement et il me fait aimer les rives méditerranéennes.

    J'ai un mauvais souvenir d'un autre écrivain français d'origine algérienne, prônant le suicide et l'absurde.

    Ces écrits m'ont fait du mal.

    Tahar Ben Jelloun me redonne une vie littéraire.

    Je souhaiterais reprendre son éditorial pour que vous puissiez apprécier cette homme fragile et exceptionnel.

     

    Tahar Ben Jelloun, un écrivain librement enraciné dans le tempsTahar Ben Jelloun, un écrivain librement enraciné dans le temps

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

    http://www.taharbenjelloun.org/

     

     

     

    Dans ce site vous verrez toutes ces œuvres, l'une d'entre elle m'a charmée.

     

    L'Enfant de sable est un roman de Tahar Ben Jelloun publié en 1985. Ce roman aura une suite, La Nuit sacrée publiée en 1987.

    "Le premier chapitre, « Homme » montre une personne cloîtrée d'elle-même dans sa chambre. Dans le chapitre suivant, un conteur raconte son histoire. Son père désirait un fils, mais n'avait que des filles. Lorsque naît sa huitième fille, il fait croire à tout le monde que c'est un fils, et la nomme Ahmed. Ahmed est élevé comme un garçon, avec des privilèges que n'ont pas ses sept sœurs."

     

    Tahar Ben Jelloun, un écrivain librement enraciné dans le temps

     

    Tahar Ben Jelloun, un écrivain librement enraciné dans le temps

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

    Tahar Ben Jelloun, un écrivain librement enraciné dans le temps

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

    Tahar Ben Jelloun, un écrivain librement enraciné dans le temps

     

     

     

     

     

     

     

    Tahar Ben Jelloun, un écrivain librement enraciné dans le temps

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

    Merci pour vos écrits et votre délicatesse à reprendre les petites choses de la vie.

    Bonne lecture.

    Bien à vous.

    PGR

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  • Bonsoir à tous,

     

    J'aime cet auteur.

    Cet auteur nous fait aimer l'écriture.

    Un écrivain comme on rêve de lire les oeuvres romanesques.

    Inclassable et si proche de nous.

    Merci Monsieur Rouaud.

    Sa bio :

    "Jean Rouaud est un auteur français né à Campbon (Loire-Atlantique, à l'époque Loire-Inférieure) le 13décembre1952. Il a reçu le Prix Goncourt en 1990 pour son premier roman : Les Champs d'honneur.

    De 1962 à 1969, il fait ses études secondaires au lycée catholique Saint-Louis à Saint-Nazaire ; il passe un baccalauréat scientifique1, puis étudie les Lettres modernes à l'université de Nantes.

    Après avoir obtenu une maîtrise, il occupe différents emplois provisoires, tels que pompiste ou vendeur d'encyclopédies médicales. En 1978, il est engagé à Presse-Océan et, comme il le raconte dans son livre Régional et drôle, après avoir travaillé à la sélection des dépêches de l'AFP, il est chargé de rédiger un « billet d'humeur » publié tous les deux jours sur la « une » du journal, avec la consigne de faire régional et drôle.

    Il part ensuite à Paris, où il travaille dans une librairie, puis comme vendeur de journaux dans un kiosque. En 1988, il rencontre Jérôme Lindon, directeur des éditions de Minuit, qui va devenir son principal éditeur.

    Son premier roman, Les Champs d'honneur, est publié en 1990, et reçoit le prix Goncourt. Durant les années 1990, ayant pu arrêter l'activité de kiosquier, il écrit les quatre romans qui, avec Les Champs d'honneur, forment un cycle romanesque fondé sur l'histoire de sa famille et certains aspects de sa propre vie.

    En 2001, il quitte les éditions de Minuit pour les éditions Gallimard.

    Son oeuvre :

    Marqué par la mort de son père le lendemain du jour de Noël 1963, alors qu'il n'a qu'onze ans, et par la mort de deux autres proches parents au début de 1964, Jean Rouaud ressuscite au fil de ses œuvres une famille décimée, à l'aide de mots simples et de clins d'œil remplis de malice et de tendresse. La mort de sa mère a lieu en 1996, avant qu'elle ait pu lire les lignes qu'il lui consacre dans ses derniers romans.

    Dans ces récits familiaux, les événements ne sont pas exposés dans l'ordre chronologique ; le récit est en général constitué d'une suite de digressions, sans devenir cependant difficile à suivre. Sur un plan pratique, on peut noter que, dans les trois premiers livres du cycle, Jean Rouaud change les noms et prénoms de plusieurs personnages et de certaines localités : en particulier, il parle de « Random » et non de « Campbon » et n'énonce pas le nom de Rouaud. Ce n'est que dans la quatrième livre, publié après la mort de sa mère, qu'il renonce à ces artifices littéraires.

    • Les Champs d'honneur est construit autour des deux décès qui ont suivi la mort de son père : celui du grand-père maternel, Alphonse Burgaud, ancien tailleur à « Riancé » (Riaillé) et celui d'une tante de son père, Marie, ancienne institutrice. Il évoque longuement ces deux personnalités, puis d'autres décédés : les deux oncles de son père, Joseph et Emile, morts pendant la Première Guerre mondiale (ce qui est l'origine du titre) ; les parents de son père, Aline et Pierre, morts en 1940 et 1941.
    • Des hommes illustres est centré sur le père de Jean Rouaud, Joseph. La première partie évoque les dernières années de sa vie, du point de vue professionnel, comme représentant de commerce ; ses relations familiales ; ses relations avec d'autres habitants du village ; les circonstances de son décès. Dans la deuxième partie, sont évoquées les années de guerre : son départ pour le STO, son évasion en gare de Nantes, son séjour clandestin dans une ferme à « Riancé » puis son retour à Nantes où il travaille dans un atelier de menuiserie.
      Le livre se termine le 16 septembre 1943, date du premier grand bombardement de Nantes, subi à la fois par Joseph et par sa future épouse, Anne Burgaud, venue à Nantes par hasard ce jour-là.
    • Dans Le Monde à peu près, Jean Rouaud évoque d'abord ses études secondaires comme pensionnaire au lycée Saint-Louis (rebaptisé « Saint-Cosmes »), essentiellement ses années de Sixième (1962-63) et de Cinquième (1963-64), l'année du décès de son père ; ses expériences comme footballeur amateur et peu doué au club de « L'Amicale logréenne » ; ses problèmes de vue (l'origine du titre : atteint d'une myopie grave, il refuse cependant de porter des lunettes et voit le monde très flou au-delà de quelques mètres) ; ses premiers essais littéraires et ses essais musicaux (guitare mais aussi violon, un héritage de son grand-père).
      Dans une deuxième partie, il raconte quelques épisodes de sa vie d'étudiant à Nantes. Le récit est ici plus linéaire et supposé se dérouler sur quelques jours. Il retrouve successivement deux anciens camarades du lycée Saint-Cosmes, en particulier « Gyf » qui lui propose de faire la bande-son d'un film expérimental. Après plusieurs péripéties gastronomiques (une monumentale beuverie), politique (participation à une AG et à une manifestation contre la réforme des sursis2) et sentimentale (rencontre avec une amie de Gyf), la dernière suivie d'une déconvenue, le héros, déçu, se lance dans une course à l'aveugle à travers la ville ; elle se termine place Saint-Pierre par une chute sur un tuyau des pompiers en train de lutter contre l'incendie de la cathédrale de Nantes3. Quelques jours plus tard, alors qu'il travaille à la sonorisation du film de Gyf, il bloque la bobine avec son archet et provoque la destruction de la pellicule. Le récit se termine par une fuite peu glorieuse sur un Solex poussif (un des traits de ce livre est la propension à l'autodérision).
    • Pour vos cadeaux est consacré à la mère de Jean Rouaud, Annick Brégeau (Anne Burgaud dans les trois premiers livres). La personnalité de son père est cependant très présente, notamment à travers le titre : on apprend en effet (p. 152) qu'il avait commandé « à un faïencier de Quimper une série de cendriers marqués Pour vos cadeaux / Maison Rouaud ». Ce livre évoque un certain nombre d'événements : outre la mort du père, le bombardement du 16 septembre 1943 à Nantes, le mariage en 1946, la mort en 1947 d'un premier né, peu après sa naissance, victime du choléra dans une maternité nantaise ; la longue période de survie de la mère à partir de 1964 ; la période où elle s'investit totalement dans son activité commerciale, qui ne prend fin qu'avec la maladie, rapidement suivie de sa mort, à l'hôpital de Nantes.
    • Dans Sur la scène comme au ciel, Jean Rouaud adopte un point de vue distancié sur ses précédents livres. La première partie concerne la période de la maladie et de la mort de sa mère mais établit aussi une sorte de dialogue entre la mère et le fils à propos de son œuvre ; cette partie comporte de nombreuses citations de Pour vos cadeaux et est constituée par une suite de monologues intérieurs où Je représente alternativement Jean Rouaud et sa mère, jusqu'à l'instant fatal. La seconde partie expose de façon d'abord objective, puis de plus en plus irréelle, les funérailles de la mère de Jean Rouaud et leurs suites. La troisième partie reprend la biographie paternelle en se plaçant du point de vue des amis de Joseph Rouaud, peu satisfaits de la façon dont il a été présenté par son fils. À cette occasion, il rectifie l'épisode de l'évasion du STO, qui a eu lieu, très logiquement, en gare de Savenay et non en gare de Nantes.
    • Régional et drôle regroupe plusieurs textes, dont le premier, le plus long donne son titre au recueil. Le texte Régional et drôle débute par l'expérience de Jean Rouaud à Presse-Océan, mais il passe ensuite à une étude de ce qu'est pour lui la littérature, évoquant notamment le personnage d'Arthur Rimbaud, sur lequel il écrivait au début des années 1970. Ce texte se termine par un aspect de son projet initial (p. 36) : faire de ce milieu de nulle part [c'est-à-dire : Campbon, Loire-Inférieure] un lieu mythique. Les autres textes évoquent : l'école primaire ("Honoré Honorat"), la période du kiosque ("Station les sœurs Calvaire"), les vacances d'été dans les années 1960 ("L'été en play back"), l'avenir proche ("Bibi en l'an 2000")

     

    A lire et à relire :

     

    Jean Rouaux ou l'histoire d'un homme

     

     (Entretien avec l'auteur sur une partie de son oeuvre)

    Jean Rouaux ou l'histoire d'un homme

    Encore merci.

    Bien à vous.

    PGR

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    3 commentaires
  • Bonsoir à tous,

     

    Dans ma jeunesse, nous avions le choix entre "La nausée" de JP Sartre, "La peste" de Camus et pour nous remonter le moral, on avait libre court sur certains auteurs prestigieux comme celle qui devint l'égérie d'une renaissance du néo-esthétisme sous la forme d'une autobiographie imaginaire d'un empereur romain.

     

    Le style est prestigieux et vaut à son auteur honneur et estime de ses pairs et de myriades de lecteurs et lecteurs.

     

    Pour être une lectrice, il faut adhérer à la théorie du genre ou "gender theory" car le héros n'est pas un empereur mais son compagnon, ami, confident ou plus si affinité, bref, son amant.

     

    L'aspect romanesque et historique nous retrace la vie d'un homme lettré, fin, cultivé, aimant les arts et sous ces formes les plus variées.

     

    En réalité, l'Empereur Hadrien (en latin Publius Aelius Hadrianus) ou Adrien a vécu 62 ans ((Italica 76-Baïes 138) et reçoit une éducation soignée devenant l'un des hommes les plus lettrés de son temps, affichant, toute sa vie, sa prédilection pour la culture grecque.

     

    Pendant les vingt ans de son règne, il ne mènera aucune expédition. Il préfère renforcer le limes, qu'il ne conçoit pas comme une ligne défensive érigée entre l'Empire et les Barbares, mais comme une zone de contact avec ces derniers, susceptible de servir de point d'appui à une nouvelle offensive. Réalisé entre 122 et 127, le « mur d'Hadrien » qui sépare l'Angleterre de l'Écosse court sur plus de 120 km.

     

    Ayant une vision très large des réalités, Hadrien s'efforce d'intégrer toutes les parties de l'Empire dans un même développement économique et intellectuel, qui doit faire l'unité du monde romain.

     

    À Rome, Hadrien mène une politique guidée par le souci de réformer l'administration dans un sens à la fois plus centralisé et plus humain.

     

    Hadrien se consacre aussi à une politique de grands travaux à Rome : il fait construire son mausolée (l'actuel château Saint-Ange), la rotonde du Panthéon, les temples jumeaux du sanctuaire de Vénus et de Rome. Mais son œuvre la plus personnelle reste sa villa de Tibur (Tivoli), la villa Hadriana, dont les jardins reproduisent les merveilles de l'Empire. C'est dans cette villa que l'empereur, souffrant d'un grave œdème, passe ses dernières années.

     

    L'une des histoires d'amour les plus poignantes du monde antique fut celle que vécurent l'empereur Hadrien et le jeune Antinoüs, originaire de Bithynie. Fatal destin ou geste de sacrifice destiné à assurer une longue vie à l'empereur ? Le bel éphèbe, âgé d'à peine 20 ans, se noya dans les eaux boueuses du Nil en l'an 130.

     

    Ce fait divers assez banal, sera la matrice du roman de MY qui devint un roman si célébré que l'on oublia un détail.

     

    Faire l'éloge d'un homme fut-il lettré, éduqué, aimant la compagnie des hommes n'est pas déraisonnable.

     

    Ce qui l'est moins, c'est le silence sur certain détail de son long règne à l'égard des chrétiens.

     

    Certes, il se garda bien de publier l'édit de persécution contre les chrétiens, cependant son règne vit un grand nombre de martyrs , parmi lesquels Saint Marius, officier; Saint Eustache, son épouse et leurs enfants, Saint Gétule, tribun militaire, Saint Symphorose son épouse et leurs sept enfants; le pape Saint Sixte, etc...

     

    Pourquoi alors parler des chrétiens ?

     

    Pourquoi MY, auteur prolifique et précise, amoureuse (ou amoureux) des lettres et des arts a-t-elle passé sous silence ses exactions en discordances avec l'image bienséante et savante pour ne pas dire tolérante de notre Empereur Hadrien ?

     

    MY ne nous livrera jamais son secret.

     

    Finalement, c'est peut-être pour cela que l'on peut considérer cette brillante représentante des lettres comme une écrivain au masculin.

     

    N'en déplaise à certains, j'ai lu "les Mémoires d'Hadrien" et il ressort un malaise.

     

    L'écriture au féminin est un mystère, probablement pas une exaltation de l'amour au masculin sinon d'être complice, mais l'histoire ne nous le dit pas.

     

    Si le coeur vous en dit, je vous suggère de lire ce brillant roman.

     

    Bien à vous.

     

    PGR

     

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  • Cher ami (s) bonsoir,

     

    Je me risque à vous faire partager un auteur prolifique et fascinant et parfois énervant.

    Il se fait connaître sous le nom de Jean d'Ormesson.

    Lettré et représentant de l'élite française, il s'affranchit du carcan de l'écriture parisienne par un style littéraire particulier.

    Je découvre par ma grand-mère, Au Plaisir de Dieu !

    L'auteur est éclectique et mordant, parfois détonnant mais jamais vulgaire. Un homme de lettre où il fait bon lire et qui apprivoise nos sens à mesure de le lire.

     

    "En hommage à la mémoire de son grand-père, symbole de la tradition, contraint de s'éloigner à jamais de la terre de ses ancêtres, le cadet d'une vieille famille française enfermée dans l'image du passé raconte ce qui a été et qui achève de s'effondrer. Le berceau de la tribu, le château de Plessis lez Vaudreuil, est au centre de cette longue chronique qui embrasse, depuis les croisades jusqu'à nos jours, l'histoire du monde, du pays, du clan de tout ce que la lignée a incarné et en quoi elle a cru, et qui s'est peu à peu effrité. Un mariage d'amour et d'argent, les idées contemporaines et subversives, les livres, les mœurs nouvelles ouvrent successivement des brèches dans la forteresse de la tradition.

    L'histoire du Xxe siècle, avec ses situations paradoxales, précipite la mutation et la décadence d'une famille qui avait su, à travers tous les cataclysmes, maintenir ses privilèges et conserver son charme."

     

    « J'ai toujours défendu l'idée qu'il n'y a pas de devoir de culture et que la littérature est d'abord un plaisir. Un plaisir très haut et qui exige souvent des efforts. Mais enfin, un plaisir. » (Le Figaro, 2007) 

    D'autres romans et essais enivreront mon existence parisienne, Jean d'Ormesson est blessé par un mal qu'il tente d’exorciser dans chacun des ouvrages qu'ils nous proposent.

    Ses tourments font nos délices.

    Je reconnais que ce sentiment n'est pas très glorieux.

    L'homme est paradoxal mais l'auteur est incontestable.

    Régalez vous de ces lignes enchanteresses qui ont bercées ma jeunesse et vous procureront un plaisir. Le Plaisir de Dieu.

     

    Bien à vous.

    PGR

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